Un nuevo informe del Foro Económico Mundial (FEM) advierte que las pocas fortalezas de la competitividad turística latinoamericana quedarán solapadas a partir de la pandemia de Covid-19, mientras que aquellas áreas donde la región ya tenía una crónica debilidad serán, justamente, las claves que definirán el ritmo de recuperación de los países.
LA NUEVA COMPETITIVIDAD.
Según los analistas del Foro de Davos, la pandemia de Covid-19 ha dado un giro a los factores que hacen que el sector turístico de un país sea competitivo. Y Latinoamérica no se ve favorecida por estos cambios.
Para llegar a esa conclusión, el Foro utilizó los parámetros de su Ranking de Competitividad de los Viajes y el Turismo de 2019 y los puso en el contexto de la pandemia. De ese análisis se desprende que algunas de las fortalezas turísticas de Latinoamérica y el Caribe revisten menor importancia que antes para una economía competitiva durante y posCovid-19. En tanto que otros factores, como la capacidad sanitaria y tecnológica, están cobrando mayor centralidad. “En Latinoamérica estos cambios resultan particularmente problemáticos”, afirma el estudio.
SALUD, REPROBADOS.
No es menor que Sudamérica esté en el último 20% de un listado de 140 países. El dato que mejor grafica las limitaciones en la capacidad sanitaria es el que indica que la región cuenta con un 42% menos de camas por cada 10 mil personas que la media mundial. La única excepción es Argentina, donde ese indicador está por encima del promedio global y tiene más del doble que el resto de América Latina.
En ese sentido, antes de la pandemia, los gobiernos de la región invertían el 2,2% de su PBI en salud, muy por debajo del 6% recomendado por la Organización Panamericana de la Salud.
El problema de eso es que las naciones que tienen una mejor capacidad sanitaria no sólo tienen más probabilidades de mitigar efectivamente la propagación y el impacto del virus, sino también de acelerar la relajación de las restricciones de viajes y devolver la confianza a los viajeros, como en el caso de Europa. “Los consumidores y los viajeros de negocios, que tienen más probabilidades que nunca de ser sensibles a los riesgos para la salud, probablemente otorgarán un valor adicional a los destinos con niveles aceptables de salud e higiene”, planteó el Foro.
MÁS PROBLEMAS.
El otro pilar donde Argentina, en particular, y América Latina, en general, están severamente reprobadas, es en el clima para los negocios. Otro aspecto que FEM considera que será clave para definir los ritmos de la recuperación. Del mismo modo, el Foro señaló que la región debe cubrir la brecha en materia tecnológica y digital, una desventaja que se sentirá aún más en un contexto donde las interacciones de persona a persona son limitadas.
Por otra parte, la infraestructura relativamente subdesarrollada es uno de los mayores obstáculos para mejorar la competitividad de la zona. La región está muy por debajo de la media mundial y, según el Global Infrastructure Hub, enfrentará una brecha de inversión en infraestructura de transporte de más de US$ 2 billones en los próximos 20 años. En ese sentido, la pandemia agregó desafíos adicionales para abordar este problema: “El deterioro de la condición fiscal de los gobiernos y el aumento de la incertidumbre de los inversores también pueden conducir a una reducción del financiamiento”.
Del mismo modo, los empresarios plantean que los problemas de arrastre en América Latina quedan al desnudo a la hora de mostrar capacidad de ayuda a las industrias más afectadas.
La seguridad es otra área donde hay que arremangarse. Actualmente, la región está un 14,2% por debajo del promedio global y tiene algunas de las tasas de homicidios más altas del mundo. Esto no sólo se traduce en un desaliento para los visitantes, sino que también ahuyenta las inversiones en la actividad.
Para el Foro de Davos el hecho de que las economías de América Latina tengan algunas de las tasas impositivas (para trabajar e invertir) más altas del mundo tampoco sirve para mitigar el impacto del Covid-19 y avanzar en la recuperación. Otros obstáculos comerciales que las empresas que operan en la región enfrentan son los marcos legales relativamente ineficientes, largos tiempos de espera para los permisos de construcción y menores percepciones de la competitividad del mercado. Todo ello se agrava dada la menor capacidad de las mipymes (más del 95% del total y el 77% de las fuentes laborales en la Hospitalidad en Sudamérica) para hacer frente a las restricciones administrativas, legales y fiscales.
LO QUE LA CRISIS AGUÓ.
Para el Foro, “la región se beneficia de sus abundantes recursos naturales y del aumento de la apertura internacional y la competitividad de los precios, todo lo cual incrementa el atractivo de la región como destino”. Sin embargo, a corto plazo, consideran que estas mejoras tendrán un impacto reducido en la demanda debido a las restricciones de viaje.
CONSEJOS MADE IN DAVOS.
Para que la industria turística de la región “sobreviva y se recupere de la crisis, los encargados de formular políticas tendrán que encontrar formas creativas para mejorar la competitividad”, concluyó el Foro.
En este sentido, Davos sugirió que los países de Latinoamérica deben dedicar este tiempo a revisar sus proyectos de promoción turística y cerrar la brecha de infraestructura. “La construcción de infraestructuras para un mejor equilibrio entre el turismo y la demanda local revestirá especial importancia”, plantearon.
En tanto que el Foro sugirió que las estrategias centradas únicamente en dar impulso a la demanda turística a corto plazo “tienen el potencial de debilitar la capacidad de recuperación a largo plazo de la industria de los viajes y el turismo”.
Para leer y descargar el informe completo (en inglés)