Si los ancillaries revenues que venden las aerolíneas fueran declarados ilegales, la principal tendencia actual de mercado, recibiría un golpe de muerte. Desde hace años, las aerolíneas vienen modificando el modelo tarifario. El “ejemplo” low cost se difunde: cobrar una tarifa baja, y adicionar todos los servicios extra (equipaje, elección de asiento, catering, y un largo etcétera) por separado. ¿El beneficio? El pasajero paga menos y sólo por lo que elije y necesita. Y para las aerolíneas, un verdadero negoción: los ancillaries revenue generan hoy unos US$ 103 mil millones al año (más del 50% del total de los ingresos totales), cuando en 2013, este índice representaba apenas US$ 40 mil millones.
Aerolíneas: ¿Son ilegales los ancillaries revenues?
Algunas decisiones gubernamentales ponen en tela de juicio los ancillaries revenues que cobran las aerolíneas.
Ahora bien, ¿dónde residen las críticas y objeciones de los consumidores, de las que los gobiernos se hacen eco? Que el proceso de compra termina siendo poco transparente y da lugar a “costos ocultos”. La tarifa termina operando apenas como un anzuelo, tras el cual el pasajero paga extras, por cuestiones sobre las que no estaba alertado y que en algunos casos son inevitables.
Los ancillaries de las aerolíneas en la polémica
Una web especializada llamada NetVoucherCodes.com, analizó el comportamiento y las estrategias de 80 aerolíneas de Europa, América y el resto del mundo.
Según el portal, las aerolíneas cobran en promedio £ 41 en tarifas ocultas en un contexto donde el 89% de los transportadores cobran por uno más complementos. El más señalado de todos, es la selección de asientos.
A la hora de ponerle “nombre y apellido”, Ryanair es el mayor acusado de cobrar tarifas ocultas. “La aerolínea cobra £ 18,39 por boleto aéreo, pero el total de costos ocultos que puede incluir representa el 344% de la tarifa a un adicional de £ 63,28”, señalan desde el portal. Otro ejemplo es Spirit Airlines donde el costo original de la tarifa es de £ 17,31 pero los costos ocultos llevan este valor final a £ 127,41, 7 veces más. Pero no se trata de una cuestión exclusiva de las low cost, Etihad Airways, por ejemplo, genera una diferencia de 401% entre las tarifas originales y los precios finales, principalmente debido a los altos costos de equipaje facturable.
Aerolíneas, equipaje y polémica en España
Hace poco tiempo se produjo un caso sonado donde una pareja de jubilados británicos (Ruth y Peter Jaffe) debió pagar en el aeropuerto, al momento de embarcar, por el impreso de sus boarding pass, un total de £ 110 (US$ 133). Ryanair promueve que cada pasajero imprima los boarding por las suyas y se los cobra si llegan al aeropuerto sin ellos.
Ahora bien, lo más preocupante del panorama, es que lo que parece un debate filosófico-comercial, comienza a traducirse en normas contra estas prácticas y contra las aerolíneas.
El caso más reciente correspondió a la Unión Europea, la Eurocámara emitió una recomendación para que se incluya, con la compra de un ticket aéreo, el derecho a transportar al menos un equipaje de mano, sin costo adicional.
Hace unos meses atrás, la Justicia Europea había fallado a favor de las aerolíneas. El leader-case se remonta a 2010, cuando Vueling le cobró a una pasajera € 40 por dos maletas, en un vuelo ida y vuelta de A Coruña a Ámsterdam. La pasajera se quejó y el Instituto Galego de Consumo, de la Xunta de Galicia, impuso una multa a Vueling de € 3.000. El caso se judicializó y el Tribunal Gallego terminó consultando a los tribunales europeos. Ese foro terminó afirmando: “El precio que debe pagarse por el transporte del equipaje facturado no es un elemento obligatorio y previsible del precio del transporte aéreo, sino que puede constituir un suplemento opcional de precio”.
Sin embargo, la Justicia Española insistió en lo contrario, con un fallo contra Ryanair en el 2020 y lo reiteró en otro de 2022.
El foco en las prácticas
Si corresponde o no cobrar por el equipaje de mano es un debate en sí pero, además, el problema son las prácticas poco transparentes que derivan en costos ocultos.
En el Reino Unido, se abrió una consulta popular para detectar y castigar esas prácticas, a través del Departamento de Negocios y Comercio. El gobierno ha llegado a definir que los consumidores británicos pagan unos £ 1.600 millones (poco más de US$ 1.900 millones) en concepto de costos extras anuales ocultos al momento de comprar tickets aéreos. El gobierno británico habla de “precios por goteo”, “donde el precio pagado en la caja es más alto que el anunciado originalmente debido a tarifas adicionales, pero necesarias”.
El ministro de Negocios británico, Kevin Hollinrake, remarcó: “Desde los estantes de los supermercados hasta los carritos digitales, las compras modernas ofrecen una gran variedad de opciones. Pero las tarifas ocultas pueden hacer que esas opciones sean cada vez más confusas y dejen a los clientes inseguros sobre qué producto es el adecuado para ellos”. Y continuó: “Escucharemos a la industria para garantizar que estas nuevas regulaciones también funcionen para las empresas y no generen cargas innecesarias, al mismo tiempo que proporcionen una red de seguridad crucial para los consumidores y su dinero”.
En Latinoamérica, también
Si los ancillaries son una tendencia global, también esta problemática es global. En Brasil, el año pasado, el Congreso aprobó una enmienda legal que consideraba ilegal el cobro extra de equipajes. Si bien la práctica había sido respaldada por una resolución de la ANAC, en 2016, el cambio legal previsto la prohibiría.
Sin embargo, en una de sus últimas intervenciones como presidente de Brasil, Jair Bolsonaro vetó esta prohibición argumentando que representaría un perjuicio para las aerolíneas, sobre todo para las más pequeñas. El cambio normativo fijaba en un peso máximo de 23 kilos, el equipaje que cada pasajero podía transportar sin pagar extra.
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