Aun queda mucho camino por recorrer para lograr la plena integración de las personas con Síndrome de Down en la compleja industria de las aerolíneas. Las buenas noticias son que el panorama va cambiando rápidamente y que las empresas, aprenden.
Las aerolíneas y el Síndrome de Down
Falta mucho para la plena integración de las personas con Síndrome de Down en las aerolíneas. La buena noticia es que las empresas aprenden.
Corría el 2012, cuando Joan y Robert Vanderhorst se preparaban para abordar un vuelo de American Airlines que uniría Newark (Nueva Jersey) con Los Ángeles. Junto a ellos, volaría Bede, su hijo con Síndrome de Down, de 16 años. Pero finalmente, no se le permitió embarcar al joven.
“Estaba agitado y corrió alrededor de la zona de embarque antes de subir”, dijo el vocero Matt Miller de American Airlines en una declaración escrita. “Nuestro piloto se dio cuenta y le pidió a un gerente de servicio al cliente que hablara con la familia para ver si podíamos ayudar a calmarlo y conseguir que se normalizara la situación. Ese esfuerzo en última instancia no tuvo éxito”, explicó American Airlines.
“El niño tenía un asiento en primera clase y por alguna razón no fue aceptado. Él se está comportando. Está demostrando que no es un problema”, dijo Joan Vanderhorst. Bede voló, en definitiva, docenas de veces con sus padres.
En 2019, Shantell Pooser fue nombrada “asistente de vuelo honoraria”, como un regalo más de su cumpleaños número 17. La joven, con Síndrome de Down, asistía y ayudaba a la tripulación cada vez que volaba en American Airlines. De hecho, la celebración de cumpleaños se produjo en el Columbia Metropolitan Airport. La decisión de American Airlines, convirtió a Pooser en la primera azafata con necesidades especiales y una enfermedad terminal (una serie de problemas respiratorios que terminan por ocluir el 87% de sus vías respiratorias). Justamente ese cuadro sanitario, la lleva a volar con frecuencia al Hospital de Niños de Cincinnati. “Hasta ahora, hemos estado en más de 57 vuelos. Eso también incluye vuelos de conexión”, contó su madre, Deanna Miller-Berry.
Fue la mamá, justamente, la de la idea de obtener de parte de American Airlines, algún “souvenir extra” para su fiesta de cumpleaños. Y la respuesta de la empresa fue, ni más ni menos que su nombramiento. Además, enviaron un uniforme oficial y una insignia para que Shantell se pueda vestir como azafata honoraria cada vez que vuele.
Misma empresa, siete años de diferencia, reacciones completamente distintas.
Otras aerolíneas, ejemplos parecidos
También corría 2012, cuando Blanca Ibañez, una adolescente española de 15 años con Síndrome de Down, se aprestaba a embarcar en un vuelo de Vueling de Barcelona a Menorca. La joven había realizado el mismo recorrido, sola y sin dificultades, en avión, en más de diez ocasiones. Pero esa vez, se la obligó a pagar un recargo de € 35 para cubrir el “servicio de acompañamiento en vuelo”. Para la aerolínea, Blanca no podía volar sola, aunque ya lo había hecho.
Al tomar estado público el incidente, diversos estratos gerenciales de Vueling se pusieron en contacto con Down España, ONG referente del tema en España. También se implicó la División de Calidad y Protección al Usuario de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, del Ministerio de Fomento. El trabajo conjunto apuntó a “garantizar el acceso de las personas con discapacidad al transporte aéreo en igualdad de condiciones con el resto de pasajeros, facilitando así su plena inclusión en la sociedad”.
Misma empresa, apenas meses de diferencia y cómo un error se convierte en un aprendizaje. Apenas dos ejemplos, de lo que falta para lograr la aceptación de las personas con Síndrome de Down.
Integración “de la otra”
La integración de las personas con Síndrome de Down a bordo de los aviones es solo una faceta. Otra, por ejemplo, es la integración como trabajadores del sector.
En los últimos años, las personas con Síndrome de Down han logrado diversos hitos en su integración al mercado laboral general. Hay desde un concejal político a un actor en España, una maestra de nivel inicial y un extrabajador de la industria automovilística, en Argentina; un chef en Estados Unidos y los ejemplos siguen. Los límites se van deshaciendo para las personas con Síndrome de Down. Una renombrada cadena hotelera, integra habtualmente personas con Sindrome de Down entre sus trabajadores. Incluso, en la ceremonia de entrega de los premios Oscar 2023, un actor con esta condición, James Martin, subió a recibir la estatuilla por el premio al Mejor cortometraje por “Un adiós irlandés”.
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