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Radisson-Choice: una venta forzada por la geopolítica

La reciente venta de la división Americas de Radisson tiene un correlato que va más allá de los negocios convencionales. Aquí, la geopolítica jugó un rol clave.

Radisson se acaba de desprender de su división Americas. Una operación significativa en el contexto de las compras y fusiones que signaron los últimos años de la industria de la hospitalidad.

Una camino que incluyó en 2018 la compra del grupo Sheraton por parte de Marriott International. Le siguió Best Western haciéndose de Worldhotels (2019), Accor de SLS (2020) y Hyatt de AMResorts (2021), entre otras operaciones de magnitud. De esta forma, el sector se fue quedando con menos jugadores de peso, aunque cada vez más grandes.

Ahora, pasado lo peor de la pandemia, las tranquilas aguas de la hotelería se volvieron a sacudir con la decisión de Radisson de sacar su pie del continente para dejarlo en manos de Choice Hotels International, una firma fuerte en el rango medio y bajo, pero que nunca había coqueteado con los segmentos altos de mercado.

Fundada en 1939, Choice Hotels International posee más de 7 mil propiedades en cerca de 40 países y territorios. Es lógico, teniendo el flujo de caja necesario, que quisiera plantar bandera en el negocio de las 4 y 5 estrellas, especialmente en una región tan lucrativa.

Choice ya tenía una marca “upscale”, Cambria, pero con escaso alcance.

A primera vista, en cambio, no resulta lógico que Radisson se deshiciera de una división tan importante. De hecho, la andadura de Radisson comenzó en la Unión americana, más precisamente en Minneapolis, cuando en 1901 abrió su primer hotel. Y allí siguió creciendo y también expandiéndose por el resto del mundo.

Hotelería y geopolítica se dieron la mano

En plena etapa de crecimiento, en 2016 el holding fue adquirido por el conglomerado chino HNA Group, que a fines de 2017 lo renombró como Radisson Hospitality para, al año siguiente, vendérselo a otra empresa china, la estatal Jin Jiang International. Mientras tanto, Trump iniciaba una agresiva guerra comercial con China que incluyó la gestación de una larga “lista negra” de firmas de ese origen en la agenda de Washington.

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Radisson se desprendió de sus 642 hoteles en el continente americano.

Radisson se desprendió de sus 642 hoteles en el continente americano.

Para evitar consecuencias, los nuevos dueños de Radisson decidieron separar a la compañía en dos, estableciendo una división para las Américas en Estados Unidos y otra para el resto del mundo en Bélgica.

Jian Jiang siguió siendo el dueño mayoritario de ambos, pero como las fricciones entre Estados Unidos y China continuaron, entendieron que lo mejor era poner a la venta a su pie en la Unión americana.

El trato se cerró por US$ 675 millones, permitiéndole a Choice pisar con más fuerza en el negocio de la hotelería de lujo en todo el continente con la adición de 642 establecimientos y a Radisson Hotel Group, desde Bruselas, enfocarse –según afirmó Federico González, su CEO– en duplicar su cartera en el resto del mundo.

¿Sin ganadores ni perdedores? Para nada. Choice y Washington festejan. Radisson y Beijing, no tanto

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