En el mundo de los negocios hay muy pocos ejecutivos tan controversiales como el irlandés Michael O´Leary, CEO de Ryanair. Experto en declaraciones ácidas que suele disparar sin anestesia contra gobiernos, sindicatos, empresas y hasta con sus propios clientes, exhibe un mérito indiscutible: haber convertido, a mediados de los años 90 del siglo pasado, a una aerolínea que estaba flaqueando en un modelo a seguir. Esa compañía, Ryanair, que comenzó su andadura con un avión a hélice y una sola ruta entre Dublin y Londres (Gatwick), es hoy una de las más grandes de Europa. Su valor de mercado supera a British Airways, Lufthansa, Air France y EasyJet juntas.
Dueño de apuestas fuertes, a principios de 2002, a pocos meses de los atentados del 11-S, O´Leary colocó en la fábrica Boeing una orden por 100 unidades B-737. Un solo ejemplo de muchos a los que ahora acaba de sumar un aumento de 135 a 210 equipos B-737 Max 8. Un avión que hoy se presume confiable, pero que durante 20 meses tuvo prohibido volar por las agencias reguladoras de Estados Unidos y Europa tras dos accidentes fatales.
En declaraciones periodísticas, refiriéndose a la caída de tráfico por el impacto del Covid-19, dijo que pasajes internacionales a US$ 12 disiparán cualquier aprehensión a viajar. Y, fiel a su estilo, aprovechó para criticar a su principal competidora, EasyJet, pronosticando que dejará de ser una empresa de bajo costo. Según O´Leary, al reducir su red en un 80% durante el primer trimestre de 2021 y deshacerse de aeronaves, la aerolínea no podrá alcanzar una operación exitosa.
Su actual jugada pasa por la vacunación contra la pandemia y la llegada del verano europeo. Ryanair hará una fuerte campaña publicitaria invitando a volar entre países de su malla aérea. La idea es aprovechar un contexto donde los grandes de la industria –como British y Lufthansa– seguirán sufriendo la baja demanda de las rutas de larga distancia, lo que reducirá su capacidad para subsidiar operaciones baratas de corto y medio radio, donde reina Ryanair. Yendo más allá, predice que habrá quiebras y absorciones en una nueva fase de consolidación del sector aerocomercial.
A O´Leary poco le importa que en los últimos años Ryanair haya sido votada como la peor línea aérea europea. Tampoco que la empresa haya estado en el top ten de los mayores emisores de carbono del Viejo Mundo, en un pelotón con todas firmas de energía.
Pero Ryanair no registra accidentes fatales y se encamina a ser el carrier más grande del continente. En términos de pasajeros transportados (152 millones en 2019), ya superó a la estadounidense Southwest, la aerolínea que emuló cuando el fundador de Ryanair le pidió que hiciera un milagro para salvarla de la quiebra.
ALBERTO SÁNCHEZ LAVALLE es director editorial de Ladevi Latam, la plataforma informativa panregional de Ladevi Medios & Soluciones.
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