La irrupción de Gemini 3, la avanzada de inteligencia artificial de Google, reconfigura el tablero de la intermediación turística. Su capacidad para planear viajes, comparar precios y ejecutar reservas amenaza el modelo de las OTAs, pero revaloriza a las agencias de viajes tradicionales, que sostienen ventajas competitivas imposibles de replicar por la automatización.
¿Golpe letal a las OTAs?: la inteligencia artificial de Google redefine el negocio de la intermediación
Inteligencia artificial de Google busca, compara y reserva. Las OTAs se sienten amenazadas, pero las agencias de viajes tradicionales ganan relevancia.
Gemini 3, la avanzada inteligencia artificial de Google que puede reconfigurar la intermediación.
En un ecosistema donde Google domina la puerta de entrada –y ahora también la resolución completa de la búsqueda–, las OTAs enfrentan un riesgo doble: depender del algoritmo y competir con un agente nativo del mismo entorno.
Sin embargo, el avance tecnológico vuelve a poner en valor algo que las agencias de viajes online no pueden ofrecer: acompañamiento real ante imprevistos, personalización profunda y conocimiento experto.
En momentos donde las cancelaciones, reemisiones y cambios repentinos se multiplican, el asesor humano retoma un rol estratégico, especialmente en viajeros corporativos, grupos, familias y segmentos que requieren contención y precisión.
Gemini 3 como “súper agente”: el riesgo sistémico para las OTAs
Gemini 3 inaugura una nueva categoría: la del “súper agente”. No es una web, ni un comparador, ni un chatbot. Es una capa de inteligencia que entiende al usuario, planifica, decide y ejecuta. Puede recibir una instrucción simple (“Quiero viajar a México con 5 días de playa y 2 de cultura, con un máximo de US$ 1.800”) y devolver un plan completo: vuelos, hoteles, excursiones, traslados y un cronograma ajustado a preferencias y presupuesto.
El “súper agente” además actúa: compara precios en tiempo real, selecciona proveedores confiables, realiza reservas, completa formularios, organiza el check-in, guarda la documentación en Wallet o Gmail, y envía alertas proactivas sobre cambios de vuelo o condiciones climáticas. Todo sin que el usuario deba navegar docenas de páginas.
Este salto funcional golpea directamente a las OTAs, cuyo negocio depende de la búsqueda, la comparación y la conversión dentro de su propio sitio. Si Google integra el “súper agente” en Search –mostrando respuestas transaccionales por encima de los resultados orgánicos–, el flujo tradicional de clics hacia las plataformas se reduce drásticamente. (Turismo inteligente: la IA de Google llega al turismo y revoluciona los viajes en Argentina)
Para empresas como Despegar, TurismoCity y otros actores del ecosistema regional, la preocupación no es solo tecnológica: es estructural. La intermediación, base del modelo OTA, podría pasar de la web al agente inteligente, quedando relegados como proveedores secundarios dentro del entorno Google.
Por qué las agencias de viajes tradicionales resisten mejor el avance de la IA
A diferencia de las OTAs, estas agencias de viajes no dependen del tráfico digital ni de la visibilidad en buscadores. Su fortaleza está en la asesoría, la personalización y la gestión humana de problemas reales, tres aspectos donde la IA todavía no reemplaza la confianza interpersonal.
Los agentes aportan ventajas competitivas que ninguna IA –por sofisticada que sea– ha logrado reemplazar:
- Curaduría experta: conocimiento profundo del destino, temporadas, regulaciones migratorias, seguros y combinaciones que evitan errores costosos.
- Personalización verdadera: no solo preferencias declaradas, sino también lectura del perfil del viajero, expectativas y experiencias previas.
- Gestión de contingencias: reemisiones, cancelaciones, overbooking, cierres de aeropuertos, huelgas o emergencias sanitarias.
- Confianza y responsabilidad: para muchos segmentos –familias, adultos mayores, grupos, viajes corporativos y estudiantes–, el respaldo humano sigue siendo decisivo.
En un escenario de automatización masiva, el valor diferencial no es el precio ni la disponibilidad, sino la capacidad de acompañar y resolver. Y ese rol, sectorialmente, vuelve a reposicionar a las agencias como actores estables y menos expuestos a la disrupción tecnológica.
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