Cuando se creía que Perú estaba encaminado hacia la reactivación de la industria de los viajes, los problemas políticos y fenómenos naturales se impusieron como barreras. ¿Qué le espera al turismo en el país?
La reactivación avanza a paso lento
Luego de un primer trimestre crítico, aún queda tiempo para generar estrategias que conduzcan a la recuperación o, por el contrario, dar por perdida la temporada 2023 y replantear acciones de cara al próximo año.
Ladevi consultó a dos actores del sector para conocer de primera mano cómo fueron los perjuicios y cuáles son las proyecciones de recuperación. Enrique Quiñones, presidente de la Asociación Peruana de Operadores de Turismo Receptivo e Interno (Apotur), y Juan Stoessel, vicepresidente de la Cámara de Turismo de Cusco (Cartuc), brindaron sus declaraciones.
Todo empezó en diciembre de 2022, cuando el entonces presidente Pedro Castillo, después de intentar un golpe de Estado, fue destituido por el Congreso de la República. Por mandato constitucional, Dina Boluarte asumió como presidenta de Perú, lo que generó rechazo social y protestas masivas por todo el país.
Mientras el sector turismo se preparaba para encarar la temporada 2023, vías bloqueadas, destinos cerrados y aeropuertos en peligro de ser atacados por manifestantes golpearon al negocio de los viajes y llevaron a los entes oficiales, gremios y empresarios a una situación impensada.
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“Las protestas sociales casi detuvieron el turismo en los tres primeros meses del año, causando que los ingresos se reduzcan a niveles inferiores, inclusive más bajos que en 2022 con la prevalencia de la variante ómicron”, consideró Quiñones.
Asimismo, el dirigente gremial resaltó que la ausencia de seguridad aleja a la gran mayoría de turistas y ocasiona una pérdida de reputación y de confianza en viajar a un destino. Según sus estimaciones, durante el primer trimestre se han registrado ingresos por turismo receptivo de tan solo el 30% en contraste con el mismo período de 2022.
Turismo, un sector desprotegido
Si bien en contextos de crisis el Estado debe garantizar el orden social, el sector turismo se quedó sin protección durante las últimas protestas sociales.
Los entes oficiales competentes, una vez pasado el caos, tienen la tarea de reconfigurar las estrategias comerciales para atraer a los viajeros a un destino que ya se encuentra en situación de calma. Pero, para los actores, tales acciones resultan insuficientes.
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“Lamentablemente, el cambio de Gobierno, de ministros y de muchos funcionarios ha ocasionado que la promoción del turismo se detenga. Hoy PromPerú no tiene ninguna campaña potente en el mercado para comunicar que el país ya ha recobrado la paz social e invitar al turista a visitarnos”, advirtió Quiñones.
Las campañas de comunicación son estrategias importantes para la promoción de un destino a nivel internacional, pero hoy los procesos administrativos del Mincetur y PromPerú hacen muy difícil que se puedan contratar rápidamente a agencias de publicidad y creativos.
“Se calcula que esto solo podrá darse en junio o julio de este año, teniendo ya perdida la campaña de temporada alta, que es de agosto a septiembre. Tendremos que confiar en la capacidad de promoción y venta de las agencias en el exterior sin apoyo del Gobierno. El Mincetur tiene poca capacidad de reacción ante una crisis”, enfatizó Quiñones.
Tendencias de recuperación
Respecto a las perspectivas, la temporada 2023 va a ser complicada, pero aún no se puede hablar de un año perdido.
Según Quiñones, hay muchos grupos de incentivos que han sido cancelados y es posible que no vuelvan a Perú en lo que queda de 2023, pero hay confianza en las sinergias que se puedan generar entre las aerolíneas y las agencias del exterior para promover el turismo receptivo.
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“La reactivación por parte del Estado se realiza muy lenta y con acciones desvinculadas que pueden articularse en una gran campaña. La reciente estrategia de Peru Now fue solo una acción breve para la feria de ITB y presencia en redes sociales, con un alcance que desde el sector privado no percibimos”, sentenció Quiñones.
Pasada la turbulencia, la confianza y percepción de seguridad sobre Perú irán retornando conforme los turistas vayan exponiendo al país en sus redes sociales, que sin duda son las mejores herramientas de publicidad de un destino.
Sin más noticias negativas y con la promoción activa del turismo, la imagen del país puede recuperarse.
Al respecto, Quiñones sugirió: “Se deben hacer acciones para que el visitante ponga en sus planes de viaje a Perú. Hoy el tiempo disponible para los viajes es más alto, por lo que ante una gran oferta y el regreso de los turistas, se recobrará la confianza perdida. PromPerú tiene que ser activo en viajes de familiarización para agentes de viajes y en exposiciones en los países emisores prioritarios”.
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Menos burocracia, más acciones
Según lo expuesto por Quiñones, la recuperación no puede esperar más. Para lograrlo, el sector privado debe trabajar conjuntamente con las entidades públicas de turismo en el país, destrabando los procesos administrativos que muchas veces desaniman al empresario y que hoy ya no pueden constituir un límite para la industria de los viajes.
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“Venimos trabajando con PromPerú para acelerar las acciones y poder reducir la burocracia existente que nos deja con pocas posibilidades de actuar rápidamente ante la crisis. Estamos coordinando para traer del exterior a los principales actores del turismo para que visiten Perú y vean que vivimos en tranquilidad y estamos preparados para recibir al visitante sin contratiempos y con grandes atracciones”, manifestó Quiñones.
Cusco, una plaza crítica
Frente a la crisis política, las protestas sociales cobraron mayor fuerza en el sur del país, región que respaldó a Pedro Castillo, se negó a aceptar a Dina Boluarte como presidenta y demandó nuevas elecciones.
Cusco, un destino siempre cotizado, sufrió como ninguno los efectos de los conflictos sociales y son inciertas sus perspectivas de recuperación. En esa región, se redujo notablemente el tráfico de turistas internos y extranjeros.
Como consecuencia de la crisis registrada desde diciembre, la Cámara de Comercio de Cusco señaló que los trabajadores de los hoteles, restaurantes y otras empresas vinculadas al sector fueron suspendidos o despedidos de sus centros laborales.
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El desafío de revertir las pérdidas
Desde la Cartuc, se señala que el primer trimestre del año ha sido muy duro para el turismo en Cusco.
El gremio resaltó que recién el 13 de febrero se reabrió Machu Picchu después de 21 días y no llegaron turistas extranjeros durante los dos primeros meses de 2023, lo que ha provocado pérdidas incalculables.
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“Desde que salió Pedro Castillo, el Poder Ejecutivo nuevamente ha comenzado a trabajar con el sector y se está recibiendo apoyo, sobre todo por parte del Mincetur. El daño ha sido tan grande que no es suficiente el apoyo brindado hasta ahora para revertir las pérdidas. Hemos tenido promociones en las entradas a los atractivos turísticos y eso sin duda está ayudando a la recuperación del turismo principalmente interno”, reveló Stoessel.
Además, el representante de la Cartuc remarcó que el daño ha sido muy duro y la imagen del país se ha afectado tremendamente.
“Tuvimos más de 20 alertas de viaje de los principales países emisores. Es verdad que las cosas ya comenzaron a estabilizarse, pero 2023 no va a ser un gran año. Esperamos llegar a los volúmenes del año pasado y eso significa un 45% de recuperación si lo comparamos con 2019 antes de la pandemia”, proyectó Stoessel.
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Rumbo a la reactivación
Por parte de las autoridades, para la reactivación de Cusco se necesita mucha comunicación, fundamentalmente con las zonas más alejadas de la ciudad para difundir que el turismo beneficia directa e indirectamente a la población.
Para Stoessel, no se pueden seguir cerrando carreteras ni atractivos como Machu Picchu porque volver a recobrar la imagen de Cusco cada día va a ser más difícil.
“Si durante el segundo semestre hacemos un buen trabajo, yo creo que el próximo año ya podríamos regresar nuevamente a la normalidad. Para esto es indispensable no volver a bloquear ni cerrar ningún acceso en el departamento de Cusco ni en toda la macrorregión sur”, concluyó Stoessel.
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